La Talla en el Yorkshire Terrier


El Estándar del Kennel Club de Gran Bretaña, que es el aceptado por la Federación Cinológica Internacional, es muy escueto en este apartado. Tan sólo especifica que el máximo peso permitido es de 3 kilos con 175 gramos (7 libras). En el Estándar FCI se ha reflejado “Hasta 3,2 Kg.”.

Como podemos fácilmente comprobar, el peso no es una referencia exacta de la talla, porque un ejemplar de Yorkshire Terrier de constitución robusta de talla pequeña puede pesar más que otro más alto con poca sustancia. El criterio que debe imperar es el que tiene en cuenta que el Yorkshire Terrier es un perro pequeño y exquisito, pero al mismo tiempo vigoroso y activo.

Es más fácil conseguir buenas estructuras en ejemplares que rondan o sobrepasan la talla máxima, pero la talla pequeña es parte esencial de la raza y, en modo alguno, puede perderse. Por contra, en el otro extremo, hay una tendencia en gran parte del público a sobrevalorar las tallas excesivamente pequeñas, con riesgo de taras que acompañan al “enanismo”, como fontanelas abiertas en la cabeza, predisposición al raquitismo y salud delicada. En la cría, el mejor método para lograr ejemplares de Yorkshire Terrier sanos y homogéneos es buscar que, tanto el macho como la hembra, sean de una talla “intermedia”.

El método ampliamente usado de emparejar hembras grandes de yorkies con machos de talla mucho más pequeña sólo contribuye a la reproducción de tallas extremas y a la deshomogeneización de la raza yorkshire. La unión de dos defectos antagónicos, en genética, no suele producir nunca una virtud.

En contra de la opinión vulgarmente extendida, en el Yorkshire Terrier no existen, como por ejemplo en el Caniche, diferenciaciones de tallas. Los Caniches pueden ser, Toy, Enano, Miniatura o Estándar, según su tamaño. En Yorkies, en cambio NO… Tan Yorkie es uno de 800 gramos como otro de 3 kilos y doscientos gramos, todos están en el Estándar en igualdad de condiciones y sin diferenciación de nomenclatura.

El término “Yorkshire Toy”, vulgarmente empleado para denominar a un Yorkshire Terrier muy pequeño de talla, no es correcto. Como tampoco lo es el término “Yokshire Estándar” para denominar a los más grandes que superan, incluso, los 3,2 kg. permitidos en el Estándar. Como hemos dicho, la raza Yorkshire Terrier no tiene división de tamaños como en el Caniche y otras razas.

La gran demanda por parte del público que desea un Yorkie de talla diminuta, ha llevado a una cría “artificial” buscando ejemplares de talla excesivamente pequeña que ha terminado produciendo graves problemas de salud en muchos ejemplares de la raza, pues se están criando Yorkies que son, más
que pequeños, raquíticos o enanos, con los consiguientes problemas que llevan asociadas estas patologías y, por tanto, los consiguientes disgustos, preocupaciones y tristezas para sus propietarios.

No es lo mismo un niño “bajito” que un niño “enano”, el niño bajito es un niño, completamente normal pero con poca talla. Un niño enano tiene una patología. Pues lo mismo ocurre con los Yorkies.

La raza Yorkshire Terrier es una raza de reciente formación, creada por el hombre hace poco más de un siglo. En su formación se emplearon ejemplares de diversas tipologías y tamaños. Es por ello que, en una misma camada, pueden salir ejemplares de distinta talla, sin que ello signifique que, el más pequeño de ellos, sea un “Yorkshire Toy”, sencillamente es un Yorkshire “pequeño”. Habrá que determinar si es “normal”, raquítico o enano.

Generalmente, si los padres son dos ejemplares de una talla media, con buena salud y genealogía controlada, el cachorro de yorkie será simplemente “pequeño”, sin ninguna patología ni rasgos de enanismo, y podrá tener una vida larga y completamente normal.

Si el cachorro yorkie es producto de una consanguinidad muy cerrada o de padres con algún problema de salud, aparecen los Yorkies “problemáticos” con signos de enanismo, raquitismo y débiles, con frecuentes bajadas de glucosa, huesos frágiles, salud delicada, etc. que, generalmente, tienen una vida más corta.

Siempre, al comprar un Yorkshire Terrier pequeño, hay que fijarse bien en que provenga de unos padres saludables y no presente ningún signo de enanismo. Que sea, simplemente, un “Yorkshire Terrier bajito”. En ese caso tendremos la seguridad de que nuestro compañero, aunque con pequeña talla, vivirá sano y feliz durante muchos años.

La cabeza en el Yorkshire Terrier


La cabeza en cualquier raza es una parte fundamental de la tipicidad y el Yorkshire Terrier no es una excepción. Debe contribuir a dar un aire importante, elegante y de clase, junto a una expresión alerta e inteligente.

El Estándar del Yorkshire Terrier dice que debe ser pequeña en relación al cuerpo. Las cabezas fuertes y grandes de algunas líneas modernas, aunque a veces resulten atractivas, se apartan de la tipicidad racial.

El cráneo no debe ser muy prominente y redondeado y el hocico no debe ser muy largo. Debe buscarse un justo medio en estos dos apartados. Los cráneos muy planos suelen ir acompañados de un hocico muy largo y apuntado hacia abajo (“down face”), que da una expresión insulsa, mientras que los hocicos demasiado cortos suelen ir acompañados de un cráneo muy redondeado, con cara “de muñeca” (“doll face”), de expresión muy dulce y atractiva, pero no ideal en la raza. En el punto medio está la justa medida.

Los ojos deben ser de tamaño mediano, oscuros y brillantes, con el borde de los párpados oscuro y nunca deben ser excesivamente redondos o saltones.

Las orejas deben ser pequeñas y triangulares (en forma de V invertida) y se deben afeitar por el interior y por el exterior, en todo su tercio superior, para que se marque bien su forma triangular. En ningún caso el borde de la oreja debe ser redondeado.

La textura del pelo del Yorkshire Terrier


La textura del pelo es fundamental en el Yorkshire Terrier. Desde los albores de la raza se ha estado de acuerdo en buscar una textura fina, sedosa y abundante, en la que cada pelo es recto y parece tener existencia propia. Esta textura sedosa refleja la luz, produciendo un brillo metálico, y es fría al tacto,
como la seda, el pelo cae “con peso”.

Las texturas algodonosas y lanosas suelen tener mucha densidad, son más opacas y mates, no reflejando la luz, y las más de las veces van asociadas a color negro en la madurez.

Curiosamente, en algunos casos, un ejemplar de yorkshire tiene el dorado de la cabeza y patas de textura sedosa y el cuerpo de textura algodonosa, o viceversa, lo que indica que está producida por genes diferenciados.

Conviene ser muy rigurosos tanto en exposiciones, como a la hora de criar, en excluir las texturas que no sean claramente sedosas.

El color del pelo del Yorkshire Terrier


Sin duda es la parte más difícil y controvertida de la raza. Hay un acuerdo general en que los colores deben ser dorado, “tan”, para la cabeza y las patas, y azul acero para el manto del cuerpo. El problema surge a la hora de calibrar la intensidad, sobre todo en el azul.

En el dorado, hay consenso mayoritario en que la intensidad ideal es la que corresponde a una alianza de matrimonio con oro de 22 quilates. Asimismo, cada pelo debe ser más intenso en la raíz y gradualmente hacerse más claro hacia las puntas.

En el color “azul acero”, el Estándar del Yorkshire Terrier, desde 1898, hace hincapié en que debe tener una tonalidad “oscura”, para diferenciarla claramente en el tono de los “azul plateado claro”, predominantes en aquella época. Lógicamente, siempre hablamos de ejemplares adultos con dos años o más ya que, como es notorio, los cachorros nacen de color negro con marcas y, en su juventud, comienzan una evolución, que les cambiará el negro en azul. Este cambio está producido por genes que diluyen el color negro y, si este proceso no se ha hecho evidente a los dos años, es muy difícil que aparezca el óptimo “azul acero oscuro brillante”. El negro en la edad adulta, que pone de manifiesto la carencia de actuación del “gen de dilución”, es del todo indeseable, tanto para exposición como en la cría.

Existen varios tonos aceptados como correctos en el “azul acero”, que van desde el muy oscuro hasta el de tonalidad “media”. El considerado como óptimo es el color intermedio que no sea, ni casi negro, ni plateado pálido pero, en todo caso, brillante.

Es condición imprescindible para un buen color que el ejemplar tenga la textura adecuada. Un ejemplo aproximado de lo que puede ser un buen color para el azul del Yorkie es el de la pólvora en un barril iluminada con una lámpara.

Cuando el color del manto del cuerpo es muy oscuro es más difícil que desaparezcan las tiras de pelos negros en el dorado de la cabeza. Si por contra, el color del manto es demasiado claro, el dorado tiende a subir por las patas hacia arriba, por encima de los codos, invadiendo zonas que corresponderían al azul.

Como podemos ver, el Yorkshire Terrier perfecto al que tendemos es un camino lleno de elementos contradictorios, y lograr el equilibrio es casi un milagro. Afortunadamente, a los ejemplares que no llegan a esa perfección utópica les sobran cualidades para hacer felices como mascota al más exigente de los propietarios, si cumplen con los requisitos esenciales de la raza. Esa es la recompensa por el esfuerzo realizado por cientos de criadores responsables y entusiastas.

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Carlos Salas y Ana Mesto

Jueces Internacionales de la Federación Cinológica Internacional (F.C.I.)
Jueces Especialistas de la raza Yorkshire
Criadores de Yorkshire Terrier con el afijo “La Villa y Corte”

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